Unas ideas para el menu del domingo
El Bobo Adornado:
Coja un bobo, desnúdelo, búrlese de él. Déle unas patadas, mátelo, córtelo en trozos de igual grosor y póngalo en una marmita junto con un buen pedazo de mantequilla, sal, pimienta, especias, ajos y perejil picado. Déjelo soasarse bien y añada un chorrito de vino blanco y un poco de caldo. Cuando el bobo empiece a hervir retírelo del fuego y sírvalo bien adornado. Cómaselo discretamente hablando de alguna otra persona.
Mamá a las rosas blancas:
Bese a mamá en las dos mejillas y luego córtela en dos; échela en agua hirviendo; quítele la cabeza que sonríe bondadosamente – podría estropearle el apetito -, la columna vertebral y todos los huesos que pueda. Prepare las patatas cocidas y cortadas en rodajas que pondrá en una ensaladera. Mézclelas con pequeños cachitos de su mamá, y alíñelo todo con aceite de oliva en el momento de servir. No se olvide de poner unas rosas blancas debajo del plato: protegerán el mantel y además, a su mamá le gustaban tanto…
Obseso con tropezones de tetas:
Corte en trozos a un obseso fresco. Caliente aceite en una olla, eche en ella al obseso y luego los tropezones de tetas. Remueva los trozos de obseso de cuando en cuando, pero sólo una o dos veces los tropezones de tetas para no estrujarlos demasiado. Sírvalo todo, bien escurrido y humeante, con mostaza blanca.
Campeón sobre el podio:
Consérvelo durante veinticuatro horas en la más cruel incertidumbre. Después termine con él lo más rápidamente posible. Hágalo cocer en agua sin sal y sírvalo sobre un puré de trufas.
Enamorados desenamorados:
Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de mantequilla del tamaño de un bebé. Cuando la mantequilla esté caliente, mate a los enamorados deshechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y mantequilla, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas.
Vasco a la vasca:
Córtele los pies y quítele la boina. Pélelos y lávelos, pero conténtese con pasarle a la boina un trapo húmedo. Troceélos con ajo y perejil. Fría la boina en aceite de oliva muy caliente; no desatienda la fritura, dándole la vuelta a menudo para que se dore sin acartonarse. Esparza sobre ella el picadillo de pies con sal y pimienta.
Fragmentos de la Cocina Canibal de Roland Topor
Coja un bobo, desnúdelo, búrlese de él. Déle unas patadas, mátelo, córtelo en trozos de igual grosor y póngalo en una marmita junto con un buen pedazo de mantequilla, sal, pimienta, especias, ajos y perejil picado. Déjelo soasarse bien y añada un chorrito de vino blanco y un poco de caldo. Cuando el bobo empiece a hervir retírelo del fuego y sírvalo bien adornado. Cómaselo discretamente hablando de alguna otra persona.
Mamá a las rosas blancas:
Bese a mamá en las dos mejillas y luego córtela en dos; échela en agua hirviendo; quítele la cabeza que sonríe bondadosamente – podría estropearle el apetito -, la columna vertebral y todos los huesos que pueda. Prepare las patatas cocidas y cortadas en rodajas que pondrá en una ensaladera. Mézclelas con pequeños cachitos de su mamá, y alíñelo todo con aceite de oliva en el momento de servir. No se olvide de poner unas rosas blancas debajo del plato: protegerán el mantel y además, a su mamá le gustaban tanto…
Obseso con tropezones de tetas:
Corte en trozos a un obseso fresco. Caliente aceite en una olla, eche en ella al obseso y luego los tropezones de tetas. Remueva los trozos de obseso de cuando en cuando, pero sólo una o dos veces los tropezones de tetas para no estrujarlos demasiado. Sírvalo todo, bien escurrido y humeante, con mostaza blanca.
Campeón sobre el podio:
Consérvelo durante veinticuatro horas en la más cruel incertidumbre. Después termine con él lo más rápidamente posible. Hágalo cocer en agua sin sal y sírvalo sobre un puré de trufas.
Enamorados desenamorados:
Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de mantequilla del tamaño de un bebé. Cuando la mantequilla esté caliente, mate a los enamorados deshechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y mantequilla, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas.
Vasco a la vasca:
Córtele los pies y quítele la boina. Pélelos y lávelos, pero conténtese con pasarle a la boina un trapo húmedo. Troceélos con ajo y perejil. Fría la boina en aceite de oliva muy caliente; no desatienda la fritura, dándole la vuelta a menudo para que se dore sin acartonarse. Esparza sobre ella el picadillo de pies con sal y pimienta.
Fragmentos de la Cocina Canibal de Roland Topor
5 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
La cocina caníbal del pánico Roland Topor es uno de mis cuatro libros de cocina de cabecera. Además siempre disfruto mucho sus ilustraciones.
Los otros tres son;
“1.069 recetas” de karlos Arguiñano.
“Las recetas In Morales” de M. Vazquez Moltalban o el sumun de la cocina afrodisíaca.
Y el ya olvidado “Cocina sencilla con microondas” de Ediciones Nobel con prólogo de Victor Alperi. Por cierto mi microondas murió hace años afortunadamente.
También me encantan los recortes de periódico que incluye Roland en el libro como este.
“Se come a su mujer… y muere ¡ENVENENADO!”
Una delicia esta cocina canibal
:(
xq no intentamos con la cocina Thai, por ejemplo unos Camarones Bangkok, se vienen todos a Baires y los preparo .
Quizas como dice Adriana Calcanhoto en Maritmo, Vamos Comer Caetano, sería deliciosamente mortal.
Va, digo.
Mahaya, eres una crack. Genial.
Apetitoso, ciertamente...
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