Ponga un gilipollas en su vida
El gilipollas es aquel personaje absurdo pero didáctico, que se cruza en nuestras vidas y deja una estela que cree que debemos besar. Es aquel personaje imbécil, cuya imbecilidad radica no en su propia tontería mental, sino en la persistencia que tiene en pensar que es un mega crack.
El gilipollas ni cree serlo ni mucho menos se jacta de ello. Cree que es todo lo contrario, por eso, sin que se le pida, reparte consejos a diestro y siniestro. Consejos que él mismo no sigue, por supuesto. Pero le encanta dar lecciones de vida. Como se sabe, practica el “haz lo que yo te digo, pero no lo que yo hago”.
El gilipollas es conocido por su frases estúpidas con las que quiere impresionar. Es el personaje que siempre está de más, que ignora lo que es escuchar. Simplemente balbucea incongruencias que cree que le hacen parecer inteligente. Pisotea con sus palabras a quien habla, sin educación ni respeto, y sus opiniones son inamovibles. No está dispuesto a hacer del diálogo un acto de aprendizaje y feedback. No! Él únicamente utiliza las conversaciones como escaparate de su persona y lo mucho que sabe. Es un pregonero barato, de tres al cuarto, que cada día cree que está descubriendo la sopa de ajo.
El gilipollas siempre ha vivido más que tú. Sus experiencias en la vida se cuentan por miles. Cualquier anécdota que le expliques es ínfima al lado de las suyas. Está tan curtido…
Es como un recetario andante. Tiene milagros para todo, curas para todo, excepto para el aburrimiento que genera en los demás su propia persona.
El gilipollas posee también el don de la envidia. Nunca es capaz de manifestar agrado por los triunfos de los demás y vive en permanente lucha por superar a sus amigos y vecinos en todo. Suele ser un personaje digno de compasión. No en vano, resulta agobiante vivir al ritmo de su vida: una vida cuyo objetivo es siempre ensalzar la competitividad y ser mejor que los demás. La cuestión es…¿en qué? Normalmente, en todo lo material. Porque el gilipollas suele valorar por encima de todo la posesión de objetos materiales con los que cree distinguirse del vulgo. El gilipollas quiere ser genuino. Para ello se compra un coche que le convierte en un pretendido acreedor de status y clase.
El gilipollas es un escaparate de marcas a las que hace publicidad gratuitamente, una fachada que por tener, no tiene más que los objetos que anuncian en televisión y mucha palabrería que provoca hartazgo y mala baba.
Es el típico que vive por encima de sus posibilidades. Que va de culo para llegar a fin de mes, pero tiene un MINI COUPE. Tiene un móvil de última generación pero casi no tiene amigos a quienes llamar. Se las da de Relaciones Públicas y de conocedor del ambiente nocturno, pero acaba en casa en pijama jugando a la PlayStation. Es de los que se come una y cuentan veinte, como en el parchís. De los que se alegran con malicia de los percances de sus amigos y les “regalan” un valioso consejo para salir adelante.
El gilipollas es aquel bicho insoportable que no calla la boca pero no suele decir nada.
¿Cuántos gilipollas conoces?
El gilipollas ni cree serlo ni mucho menos se jacta de ello. Cree que es todo lo contrario, por eso, sin que se le pida, reparte consejos a diestro y siniestro. Consejos que él mismo no sigue, por supuesto. Pero le encanta dar lecciones de vida. Como se sabe, practica el “haz lo que yo te digo, pero no lo que yo hago”.
El gilipollas es conocido por su frases estúpidas con las que quiere impresionar. Es el personaje que siempre está de más, que ignora lo que es escuchar. Simplemente balbucea incongruencias que cree que le hacen parecer inteligente. Pisotea con sus palabras a quien habla, sin educación ni respeto, y sus opiniones son inamovibles. No está dispuesto a hacer del diálogo un acto de aprendizaje y feedback. No! Él únicamente utiliza las conversaciones como escaparate de su persona y lo mucho que sabe. Es un pregonero barato, de tres al cuarto, que cada día cree que está descubriendo la sopa de ajo.
El gilipollas siempre ha vivido más que tú. Sus experiencias en la vida se cuentan por miles. Cualquier anécdota que le expliques es ínfima al lado de las suyas. Está tan curtido…
Es como un recetario andante. Tiene milagros para todo, curas para todo, excepto para el aburrimiento que genera en los demás su propia persona.
El gilipollas posee también el don de la envidia. Nunca es capaz de manifestar agrado por los triunfos de los demás y vive en permanente lucha por superar a sus amigos y vecinos en todo. Suele ser un personaje digno de compasión. No en vano, resulta agobiante vivir al ritmo de su vida: una vida cuyo objetivo es siempre ensalzar la competitividad y ser mejor que los demás. La cuestión es…¿en qué? Normalmente, en todo lo material. Porque el gilipollas suele valorar por encima de todo la posesión de objetos materiales con los que cree distinguirse del vulgo. El gilipollas quiere ser genuino. Para ello se compra un coche que le convierte en un pretendido acreedor de status y clase.
El gilipollas es un escaparate de marcas a las que hace publicidad gratuitamente, una fachada que por tener, no tiene más que los objetos que anuncian en televisión y mucha palabrería que provoca hartazgo y mala baba.
Es el típico que vive por encima de sus posibilidades. Que va de culo para llegar a fin de mes, pero tiene un MINI COUPE. Tiene un móvil de última generación pero casi no tiene amigos a quienes llamar. Se las da de Relaciones Públicas y de conocedor del ambiente nocturno, pero acaba en casa en pijama jugando a la PlayStation. Es de los que se come una y cuentan veinte, como en el parchís. De los que se alegran con malicia de los percances de sus amigos y les “regalan” un valioso consejo para salir adelante.
El gilipollas es aquel bicho insoportable que no calla la boca pero no suele decir nada.
¿Cuántos gilipollas conoces?
12 Comments:
Upssssss me clareaste la vida, tengo un montón de gilipollas dando vueltas y vueltas.
Besos
jajaja yo venia aponer algo similar a Malena, si sere gilipollas
besos
en la vida he conocido muchos... con el timpo (y, aceptando mi propia estupidez, humildemente) trato de alejarlos rápido, muy rápido...
¡genial post, Pam!
Uy!!! pero lo más funesto de todo es que los gilipollas viven ignorando su propia gilipollería, son diestros en el arte de la babosería.
Ufff cuántos gilipollas atesoro en mi haber... todos aquellos del bla, bla, bla, verborrea con el único sentido de convencer!
Besitos, Pam....
Qué muchos de esos conozco! Espero no convertirme en uno. Ah! Y ya tengo una nueva palabra para mi vocabulario: gilipollas, jajaja!
Chicos y chicas: ya véis, el mundo está lleno de especímenes de este tipo!! Todos los reconocéis y os habéis topado con ellos en algún momento...Precaución!!!!
Besitos y abrazos para todos.
Pam...lo que no decis es que hacer con ellos una vez identificado jajajajaja
Se van a reir, pero mientras leía el post...leía la descripción perfecta de alguien a quien conozco!! no es increible??? si...un gilipollas mas!!!
Ufffffffffffff
La mayor gilipoyas que conozco la veo en el espejo todas la mañana cuando me lavo los dientes..
:(
No seas exagerada, Mahaya.
"se come una y cuenta veinte como el parchís" que bueno! Si conozco algunos, pero hay gente que mas vale no conocer, que las cosas se pegan, las buenas y las malas, por eso yo elijo la gente que me rodea, y claro son muy pocos. Mientras leía se me ha ocurrido una frase que digo a veces "no calla ni debajo del agua".
Pin PAM Pum al gilipollas!
genial
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