
Un escaparate en
León.
La tienda es de “piercing, tatto y ropa”.
El texto de la camiseta dice;
SOY PIJA.
(O sea, molo mogollón)
Cabra loca.
Pijo. A. Adj. Y n. Dícese de la persona, generalmente joven, que ostenta una buena posición social y económica. N.m.2. Cosa insignificante. 3. Vulg. Pene.
Bueno ahora ya saben que es lo que dice al respecto mi Pequeño Larousse Ilustrado, algunos se quedan solo con una acepción, aunque la primera tampoco es muy definitoria. ¿Cuántos de nosotros gozamos de “buena posición social y económica” y no somos pijos?, (risas) es decir nos quedamos solo en “nerds” o vulgares “frikis”.
Al lío, la cosa es que estos días he tomado estrecho contacto con una zona de la península muy dada a esta tribu urbana, que por alguna razón tiene un lenguaje y tono de habla propio, su moda y sus costumbres particulares. Lo de la moda es tremendo porque la “fagocitación” imparable, ha propiciado influencias de otros clanes; entiéndase tatuajes y piercing o pantalones rotos, que ahora forman parte del ajuar pijo. Y como ven en las fotos hasta lo maniquíes de las tiendas siguen esa moda y hace plena ostentación.

Un escaparate en
Burgos.

Detalle del piercing.
Dedicado a Anavi y amelche que sufrieron en sus carnes las suertes del diccionario.
Etiquetas: amigos, costumbres.