Estos días mi cabeza da vueltas en torno a muchas cosas, casi todas ajenas a vosotros así que no sería caso de exponerlas. Pero entre ellas hay una persistente “crísis de identidad” (¡joer, qué bien queda!) con esto de los blogs. El mío de momento anda en cuarentena hasta que decida qué hacer de él y de su narcisismo por no hablar de la tiranía que empieza a cansarme o de lo innecesario que en estos momentos me resulta lo que yo pueda decir o lo que me cuenten algunos otros. Debo tener una etapa demasiado crítica, de las mías radicales, lo sé, que de vez en cuando surge y termino por disfrutar de su resultado aunque lo pase mal, me resitúan, por aquello de no perder el Norte y de no estrellarme contra la puñetera estrella de la comodidad o la docilidad que me espanta aún más
En fin, entre todo este batiburrillo este blog también ha dejado de tener chispa para mí y siento un azogue por las piernas que me dice que es hora de seguir por otro caminito de chinas. Cuando Ernesto me propuso formar parte de él me entró la risa, me conozco al menos lo suficiente para saber que los grupos no son lo mío, soy más del cara a cara y el tiempo que pasa entre esas caras y sus aportes. Sin embargo la experiencia no ha estado mal, reconozco que me he divertido mucho en algunos momentos y ha tenido su razón de ser pero ya. El único compromiso que deberíamos admitir en esta vida tendría que ser el del entusiasmo...
Nos seguiremos viendo... y ahora ¡¡ritmillo!! Kiko Veneno canta...
Volando voy
volando vengo
por el camino
yo me entretengo